La terapia con láser se basa en las emisiones de láser y ejerce un fuerte efecto terapéutico para diversas afecciones crónicas, aliviando también los dolores musculares o articulares, actuando como un analgésico. Los efectos de la terapia con láser se sienten muy rápidamente, y la liberación de beta-endorfinas provocada por las emisiones de láser contribuye a mejorar el flujo sanguíneo en la zona afectada.
Entre los efectos a largo plazo se incluyen: aumento de la energía celular, mejora del metabolismo celular, una recuperación más rápida de los tejidos dañados, regulación del potencial de membrana celular, facilitación de la conducción nerviosa (velocidad de conducción del impulso nervioso), reducción del tejido cicatricial y aumento del flujo sanguíneo en la zona afectada.